Fue en el 95. Nos contrataron, a mi colega Juán Enseñat y a mí, para trabajar en un concurso de Karaoke. No, no era para cantar ( gracias a Dios ). Se trataba de que hiciéramos caricaturas de los concursantes.
Ahora, visto desde la distancia, fue un trabajo curioso. Varias noches sin dormir y con las pestañas quemadas por el humo y la escasez de luz. Pero la verdad es que lo repetiría de nuevo.
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